Ni bien me instalé en Barcelona me invadió una sensación que tal vez otros en mi misma situación habrán podido percibir.
¿Qué historia puedes contar sobre una cultura que tiene sus propios códigos, su propia gente, su propio motor emocional?
Mi sensación fue como de sentirme ajeno o quizá con la falta de autoridad para hablar de ciertos temas. Pero en el fondo, lo cierto era, que no me sentía con aquella inquietud de contar algo que no tuviera que ver con mis raíces.
Yo venía de estrenar mi primer largometraje argentino (Oculto el sol) en Argentina, y de filmar muchos cortos de temática social, de denuncia, de crítica, en los cuales siempre existía cierta mirada con esencia argentina sobre el contexto hostil que me rodeaba.
Pero recién instalado en mi nueva residencia, intenté desarrollar una historia realista y dramática sobre una inmigrante indocumentada que llega a España con la intención de recuperar a su hija, a la cual no tenía acceso desde que su ex-marido se la había llevado.
Me di cuenta que, a medida que iba viviendo en la ciudad condal, esa historia que intentaba desarrollar se volvía cada día más fantástica que realista, y poco tenía que ver con la realidad que se vivía en Barcelona y con su gente. Es por eso que al cabo de unos seis meses, decidí abandonar el proyecto. ¿Por qué? porque nunca pude encontrar por qué esa historia debía ser contada.
¿Cómo sigue esta historia?
Sin embargo, al poco tiempo, se me vino a la cabeza, casi de manera ineludible, una historia para una película.
Pero como era de esperar, los hechos de la misma acontecían en Buenos Aires, con personajes sumamente porteños, y es más, toda la trama sucedía alrededor del barrio donde nací y me crié.
Intenté durante los meses venideros desarrollarla, invirtiendo muchas horas de sueño en pos de buscar la mejor manera de cómo contar la historia que tenía en mente. Lo intenté todo, escribí y borré, reescribí y borré, re-reescribí y volví a borrar. Nada parecía satisfacerme, incluso cambié todo el punto de vista de la historia pero así y todo no lograba visualizarla. Sentía que estaba lejos de esa historia, de mi gente, de mi barrio, de mi propia historia y que hasta que no me conectara con mi Yo más profundo, esta nueva historia nunca vería la luz.
La dejé en pausa y me tomé un poco de tiempo para pensar (o sentir) mientras resolvía un encargo profesional: un cortometraje. Tenía que producirlo y dirigirlo en mi nuevo contexto. El proyecto que elegí llevar adelante ya lo había escrito un gran amigo argentino que es guionista y trataba sobre un enigmático comercio de un barrio porteño y unas extrañas personas que viven dentro de este. 
Pero lo cierto es que tuve que adaptarlo, cambiar personajes, cambiar diálogos, hacerlo más “internacional” o españolizar un poco, quitarle los giros culturales y algún que otro condimento idiomático, pelearme con los productores para defender la esencia del mensaje, etc. El cortometraje lo llamé “Fuera de catálogo” y finalmente ha sido visto en muchos países y obtenido varias distinciones. He quedado muy satisfecho con el resultado y fue en ese momento que me di cuenta de algo super interesante.
Me di cuenta que al ser mi nueva realidad diferente, podía observar la gente, la ciudad, las calles, los paisajes con esos ojos de extranjero. Siempre se dice que lo más interesante de un cineasta es la mirada con la que cuenta una historia, y en este caso yo había encontrado, naturalmente, esa mirada sobre cualquier hecho que se me presentara ante mis ojos. Surgieron así nuevas ideas y en poco tiempo ya estaba preparado para trabajar nuevos proyectos, ideas, e historias que ahora veo con claridad y que merecen la pena ser contadas.
Pero lo primero que es indispensable a la hora de hacer cine en estas circunstancias es rodearte de esa gente que te está conociendo.
Actualmente desarrollo dos películas internacionales de ficción que espero que puedan ver la luz lo antes posible y poco a poco retomo el trabajo de aquella película argentina que sucede en ese barrio que dejé atrás, cuyas calles aún las imagino como si fuera un turista que se pasea por ese rincón de Buenos Aires que alguna vez me tuvo como uno de sus protagonistas.
Fabricio D´Alessandro
Realizador audiovisual, productor, formador de realización audiovisual.
Barcelona, 10 de octubre de 2022